Pesca artesanal, un oficio con arraigo ancestral en el Pacífico colombiano

Posted on diciembre, 17 2020

Cuatro veteranos de la pesca artesanal de Pizarro, un municipio ubicado en el Pacífico Nariñense, compartieron sus saberes —con AUNAP y WWF— alrededor este oficio al que llaman profesión y que han desarrollado por cerca de 70 años.
Dedicarse a la pesca significa acumular conocimientos valiosos sobre el mar y las especies que lo habitan. Por eso, nos reunimos con cuatro pescadores artesanales que han pasado gran parte de su vida saliendo de faena al mar. Aquí nos cuentan algunas anécdotas y reflexiones que, según dicen, pueden contribuir al Plan de Ordenamiento Pesquero del Distrito Regional de Manejo Integrado Encanto de los Manglares del Bajo Baudó, con el que se busca garantizar la sostenibilidad de los recursos que son la base para la seguridad alimentaria y el sustento económico de las comunidades del área protegida (declarada en 2017).
 

¿Cómo era la pesca hace 60 años aquí en el Pacifico colombiano, en esta zona del Bajo Baudó?


Manuel Antonio Rivera (MAR): Anteriormente los pesqueros no cogían pescados para vender, sino que los regalaban a la gente. Había un barco que se llamaba el Jaibero, de una compañía que se llamaba las Amigas, que traía el pescado pequeño para regalar.

Ángel Mosquera (AM): Cuando yo empecé a pescar con mi abuelo, se pescaba con arpón, con gancho y con un arte muy ancestral que se llamaba esterao, que algo que se tejía artesanalmente de caña brava o de chonta. Hubo un tiempo en que se capturaba mucho, mucho pescado, porque la gente era poca y el pescado y la fauna eran abundantes. Usted se embarcaba a cualquier hora y encontraba pescado nadando pa’ arponear. Luego cogía dos o tres canoas de pescado y muchas veces era pa’ regalársela a la gente, porque en esa época nadie comercializaba pescado.

Francisco Alegría (FA): Anteriormente yo echaba una red y llamaba dos pueblos, que eran Cuevita y Virudó, para que vinieran a recoger pescado. A veces ni alcanzaban a recogerlo todo, en esa época no había trasmallo electrónico.
 

¿Cuáles son las dificultades que hoy se presentan en la pesca?


Sarbelio Vanegas (SV): Se dice que la malla está destruyendo el pescado, estamos de acuerdo en eso, pero no es lo único. ¿Sabe por qué había tanto pescado en la época de nosotros? Porque en ese tiempo no existía gasolina, no existía motor. La gasolina y el ruido de motor también se encargan de destruir el recurso. Mire, si uno se tira, se hunde en el mar y le riega gasolina a fieras como tiburones, ellos se retiran.

FA: Con el trasmallo electrónico todo el mundo es pescador: mujer, niño y adulto. Sin él desaparecen el 70% de los pescadores del Chocó, porque la mayoría de ellos no sabe pescar con un cabo [espinel] ni con chinchorro. Con el trasmallo electrónico se afecta más la fauna, el pescado se espanta y se desmaya.
 

¿Cuál es el promedio mensual de ganancia de un pescador artesanal?


AM: Es difícil tener un promedio porque hay meses que no se gana y hay otros que se puede ganar un millón de pesos o millón y medio. Desafortunadamente acá, donde nosotros vivimos, la pesca es por marea. Hay mareas altas en las que no se puede pescar y no hay producción, y hay mareas bajas en las que hay mucha producción. Lo mínimo que ganamos es 200.000.

FA: Cuando se cuenta con equipos grandes, por ahí 300.000 o 400.000.
 

Después de tantos años como pescadores artesanales, ¿qué los motiva a seguir en esta actividad?


FA: Yo empecé a pescar con mi papá. Mis ancestros fueron los promotores de la pesca. Soy patrón de pesca y sé todos los eventos que se han hecho acá en el Pacífico; quisiera encontrarme con el mejor biólogo que tenga Colombia y me hiciera pregunta por pregunta, pa’ decirle las cosas lo que sé. Por ejemplo, para hacer la veda acá en Colombia no se puede tirar al agua ni un cabo [espinel], porque si se tira un cabo al mar se capturan las larvas de camarón.

Estos relatos de los pescadores evidencian cómo la pesca se ha transformado a través del tiempo desde distintos puntos de vista: biológicos, ecosistémicos, sociales y económicos. Por esto, cada vez se hace más urgente ordenar los recursos a partir de procesos que le den lugar al saber local, fundamental para desarrollar medidas que permitan el aprovechamiento sostenible de los recursos.

Esta es la razón por la que este convenio es un aporte necesario a los procesos pesqueros del Distrito Regional de Manejo Integrado Encanto de los Manglares del Bajo Baudó, donde la voz de los pescadores artesanales es poderosa para construir y dinamizar su oficio en el territorio.

Al final de la entrevista, los pescadores acomodan sus voces para entonar una estrofa de la conocida canción El Pescador de Totó la Momposina: “El pescador no tiene fortuna sino su atarraya”; y entre risas le dan paso a otra canción del Cuarteto Imperial llamada El pescador solitario, que Ángel muy alegremente canta: “Hoy mala suerte ha tenido, no hay pescado en su atarraya, pero tiene a su morena, esperándolo en la playa”.
De izquierda a derecha: Manuel Antonio Rivera, Sarbelio Vanegas, Francisco Alegría y Ángel Mosquera
© Plan de Ordenación Pesquera
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