Los emprendimientos indígenas y campesinos que cuidan la Amazonia
Posted on October, 24 2022
Los emprendimientos de impacto –es decir, empresas indígenas y campesinas que protegen la naturaleza y brindan beneficios para sus comunidades– son una tendencia en aumento para cuidar la Amazonia. Te contamos la historia de 11 de estos emprendimientos.
En Colombia, Perú y Ecuador las comunidades indígenas y campesinas apuestan por el turismo, el desarrollo de cosméticos, la creación de artesanías o la producción de alimentos para aprovechar de manera sostenible sus bosques y mejorar las condiciones de vida de sus comunidades.“Creemos que lo que hacemos es importante porque fortalecemos nuestras culturas y tradiciones y nuestra manera de ser con la naturaleza, hoy vitales para no destruir el planeta”, explica Gilma María, una mujer indígena emprendedora, del pueblo Kamëntša, y actual presidenta del emprendimiento de artesanías indígenas Arte Colibrí, en Sibundoy, Putumayo.
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En Colombia, las iniciativas de estas comunidades se desarrollan en tres de los departamentos más amenazados por la pérdida de bosque en el país: Guaviare, Putumayo y Caquetá, y muchas de ellas funcionan como áreas de amortiguación de varias áreas protegidas, entre estas, el Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete y el Parque Nacional Natural Cordillera de los Picachos.
Los emprendimientos en Colombia
Perpetuar la cultura en los jóvenes, mejorar la calidad de vida de las comunidades, salir de la crisis económica o inclusive, dedicarse a la tradición familiar, son algunas de las motivaciones que movieron a hombres, mujeres y jóvenes para desarrollar estos emprendimientos que buscan mejorar las condiciones de vida de las comunidades, proteger los territorios y apoyar la paz.
Continúa leyendo y conoce sus historias.
1. Arte Colibrí
Su nombre significa libertad y mensajes de buenas noticias, según la cosmovisión indígena Kamëntša. Nació hace diez años, cuando Gilma María y su hermano se trasladaron de Sibundoy, Putumayo a Villa de Leyva para vender sus artesanías y mantener el espíritu indígena a través de los tejidos en chaquira checa y miyuki delica (cristales). Su motivación es apoyar la economía de las mujeres artesanas del territorio. Hoy, nueve mujeres trabajan con Gilma y su hermano.
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2. Asociación Shinyak
Mascaras tradicionales hechas por el emprendimiento Shinyak. © Gabriel Lucero - WWF Colombia
A través del tallado de la madera, la Asociación Shinyak busca rescatar el legado ancestral del pueblo Inga Kamëntšá Biya. “En este oficio hay mucha conexión con la historia, el pasado y los ancestros. En la medida que ejercemos el oficio nos alimentamos como indígenas, porque con los tallados conocemos más sobre las historias de nuestros pueblos”, explica Miguel Chasoy, uno de los fundadores de este emprendimiento que, desde sus tradiciones, utilizan varias técnicas de tala y aprovechamiento para utilizar los bosques de manera responsable. Actualmente, la asociación está conformada por más de 40 artesanas (os) descendientes de los pueblos Inga y Kamentsä Biya. La mayoría son madres cabeza de hogar, estudiantes y víctimas del conflicto armado.
3. Bioingredientes Amazónicos (Bioincos)
Producto hecho por Bioincos. © Gabriel Lucero - WWF Colombia.
Después de un intento fallido para montar una empresa de alimentos, Yuly Rodríguez y Oscar Weck, una pareja de Villagarzón, Putumayo, encontró en el aprovechamiento sostenible del sacha inchi (Plukenetia volubilis) y el cacay (Caryodendron orinocense) -dos frutos amazónicos con grandes propiedades nutracéuticas que se dan en abundancia en la región- la oportunidad de iniciar una empresa de productos cosméticos para la piel. Actualmente, esta iniciativa trabaja con más de 200 familias indígenas de los pueblos Emberá, Pastos e Inga.
4. Centro EtnoArtístico Achalay (CACHALAY)
Los cuatro elementos – el fuego, el aire, el agua y la tierra – son los principales protagonistas de este emprendimiento turístico, desarrollado en la comunidad indígena San José del Pepino, en Mocoa, Putumayo, desde hace más de 10 años. “A través de la exposición de los elementos buscamos que nuestros visitantes se conecten con nuestra cultura y con la madre tierra”, explica José Emer Zambrano, líder indígena del pueblo Pasto y uno de los fundadores de este emprendimiento en su territorio. Desde sus inicios, este alojamiento turístico cercano a las Cascadas del fin del mundo, uno de los principales atractivos turísticos en Mocoa, ha recibido a visitantes nacionales e internacionales atraídos por su arquitectura, cultura y paisaje.
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5. Econawa
Emprendimiento Econawa- © Gabriel Lucero
Después de la historia de violencia, conflicto armado y cultivos ilícitos que vivió el municipio de Puerto Caicedo antes de la firma de paz, 10 familias de la comunidad indígena Awá vieron en el turismo de naturaleza una oportunidad para cambiar la situación de su territorio, conservar los bosques y mejorar sus condiciones de vida. Ya han pasado seis años desde entonces y ahora, gracias al apoyo de organizaciones como WWF, buscan mejorar sus instalaciones para seguir prestando servicios como paseos por el río San Juan, proyectos de reforestación y cuidado de cuencas hídricas, alojamiento dentro de la comunidad y prueba de frutos amazónicos.
6. Asociación Asproabelén
Pablo Emilio Ome Muñoz -un campesino del municipio de Belén de los Andaquíes- cuenta que hace una década sus principales ingresos se debían a la siembra y raspado de coca. Hace más de 10 años dejó ese camino y, con el apoyo de la organización alemana hace cinco años creó junto a otros campesinos del territorio la Asociación Asprobelén, un emprendimiento que busca fomentar el uso sostenible del suelo, a través de la producción orgánica de cacao. Hoy, Asprobelén cuenta con la vinculación de más de 40 productores del municipio y un contrato para la exportación de cacao con una empresa en Alemania.
7. Asociación Asocasán
Semillas de cacao recolectadas por los campesinos. © Luis Barreto.
Fomentar la paz y la unión es una de las principales metas de esta organización campesina desarrollada cerca al Parque Nacional Natural Alto Fragua Indi Wasi, un territorio que, a pesar de su gran biodiversidad, por mucho tiempo sufrió problemas de orden público ligados a los cultivos ilícitos y la presencia de las FARC. Hoy, 14 años después de su creación, la asociación conformada por más de 60 familias campesinas ha logrado cambiar la dinámica social del territorio: “ahora somos más unidos, las familias son más cercanas y el hijo que antes se iba a raspar coca ha vuelto. También, gracias a que aprendimos sobre la riqueza de la región, somos más conscientes de cuidarla y de hacer de nuestras fincas lugares que no contaminen ni dañen el territorio”, explica Berley Sánchez Criollo, representante legal de la asociación.
Actualmente, la asociación comercializa cacao en grano con dos grandes empresas de talla nacional y una empresa en Alemania. Además, ofrecen otros productos derivados de la ganadería sostenible (carne de res y lácteos) y hortalizas que son complementarios con la producción de cacao.
8. Caguán Expeditions
Mostrar la otra cara de San Vicente del Caguán es la principal motivación de Caguán Expeditions, una organización compuesta por campesinos y excombatientes de la antigua guerrilla de las FARC-EP en Colombia. Desde hace cinco años se dedica al turismo de naturaleza y aventura. “La idea es que las personas no solo se imaginen la costa, Santander o Antioquía como los paraísos del turismo en el país, sino que también vean el gran potencial que tiene el Caquetá, un territorio estigmatizado por el conflicto” explica Jorge Villamizar, sociólogo y técnico de apoyo de este emprendimiento. La empresa que surgió luego de la firma del Acuerdo de paz y le apuesta a su cumplimiento para la reincorporación de la vida económica, política y cultural de los excombatientes y ofrece distintos servicios para los amantes de la naturaleza como rafting, senderismo y avistamiento de fauna.
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9. Asociación Ascatrui
Semillas de cacao- Asociación Ascatrui. © Luis Barreto.
Luego de varios años de trabajo de monitorear los recursos y proteger el territorio junto a WWF, esta asociación de campesinos en Calamar, Guaviare –uno de los municipios que funciona como área de amortiguación para el Parque Nacional Natural Chiribiquete– le apuesta a la búsqueda de alternativas económicas sostenibles con arreglos agroforestales para hacer frente a la ganadería extensiva que amenaza los bosques de la región. Aunque es una de los emprendimientos más jóvenes apoyados por el proyecto Áreas Protegidas y Paz y hasta ahora se encuentran en la etapa de planeación, tienen claros sus objetivos: apoyar a las más de 200 familias que hacen parte de la asociación, con el fin de generar una sostenibilidad económica que les permita vivir en el territorio y seguir cuidando los bosques que los rodean.
10. Productores de Miel
Dos frascos de Miel de abejas apis y meliponas del emprendimiento Mieles de Colombia © Paola Triviño.
En la reserva Campesina El Pato-Balsillas —una de las zonas de amortiguación del Parque Nacional Natural Cordillera de los Picachos— la ganadería extensiva, la extracción de madera y la producción de amapola amenazaban el bosque por lo que al menos 40 familias, en alianza con Parques Nacionales Naturales, decidieron apostarle a la cría de abejas apis (africanas) y meliponas (nativas y sin aguijón) como una alternativa económica sostenible y alineada a procesos de conservación. Hoy, el trabajo de esta iniciativa impacta 14 de las 26 veredas que conforman el territorio y gracias a sus esfuerzos, al menos 4000 hectáreas de la reserva han sido destinadas para la conservación, restauración o producción sostenible.
11. Asociación Asopraagro
La iniciativa de Asopraagro es la comercialización de semillas de cacay o inchi. © Gabriel Lucero- WWF Colombia.
La asociación de productores agropecuarios del Guaviare nació en 2010, cuando José Ibáñez y otros campesinos en Calamar, Guaviare, empezaron a ver con preocupación la situación económica de muchas familias del territorio que dependían de la siembra de coca. “Para entonces empezó el aumento de las fumigaciones en el territorio y una vez, en la finca de un amigo, me sorprendí mucho como estas fumigaciones dañaron los otros cultivos” explica José.
Por esta razón, con el apoyo de la asociación Fondo Aprender, y luego, el de otras organizaciones como Sinchi, FAO, Corporación Vida Paz, proyecto Visión Amazonía y actualmente, WWF, encontraron en la producción de semillas de sacha inchi (Plukenetia volubilis) una alternativa económica sostenible para los bosques y las comunidades campesinas del territorio. Hoy, Asoproagro comercializa la semilla a laboratorios de la capital y le están apuntando al desarrollo de una nueva planta para producir su propio aceite de sacha inchi.