Los nuevos líderes indígenas del Putumayo
Posted on July, 09 2021
27 integrantes de las etnias Kichwa, Camëntsä, Inga, Quillasinga y Siona se graduaron del Programa de Formación en Gobernanza Territorial Indígena. Hablamos con algunos de ellos para conocer sus historias.
Cuidar el territorio no tiene edad ni género, mucho menos cuando la deforestación, la minería ilegal, la apropiación de tierras y la expansión agrícola amenaza la riqueza natural y cultural de una región tan importante como lo es la Amazonia.Por esta razón, un grupo de 27 jóvenes, abuelos, mujeres y hombres indígenas del Putumayo se graduaron esta semana de la segunda promoción del Programa de Formación en Gobernanza Territorial Indígena, un diplomado liderado en el país por WWF Colombia, la Organización Zonal Indígena del Putumayo (OZIP), la Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC) y el Instituto Tecnológico del Putumayo (ITP) —con el apoyo de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (NORAD) y la Iniciativa Internacional de Clima y Bosques de Noruega (NIFCI)– para fortalecer las capacidades de los pueblos indígenas en temas de gobernanza, y así ayudarlos a proteger sus territorios. Hablamos con algunos de los participantes del Programa para conocer sus experiencias:
Jessica Erazo Jojoa, el cuidado de la Madre Tierra
“El trabajo que hicimos de investigar nuestra comunidad me hizo conocer más sobre las fortalezas y debilidades de nuestro territorio y las amenazas que enfrenta, entre estas, las empresas petroleras que han llegado para explotar la región” explica Jessica Erazo, una lideresa del pueblo camentsá biya, de 22 años. Desde 2018, Jessica hace parte de la guardia indígena, encargada de supervisar que las personas cuiden el territorio. Gracias a lo aprendido en el Programa de Formación, hoy se siente con muchas más herramientas para apoyar desde su rol la gobernanza de su pueblo y mitigar los factores que ponen en riesgo su territorio y su cultura.
“Mi deseo ahora es seguir transmitiendo lo que aprendimos en el Programa a nuestra comunidad para que todos, desde donde estamos y lo que hacemos, podamos defendamos nuestro territorio. No dejarlo morir, porque el día que se acaba eso, se acaba todo nuestro pueblo”, explica Jessica.
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Abuelo Amable Amojojoy, ambientalista por naturaleza
“Yo soy ambientalista por naturaleza” explica el Taita Amable, un abuelo del pueblo Inga que se ha dedicado a la defensa de su territorio y de su pueblo. “Uno no nace en el aire, sino en la tierra. Ahí nacemos todos los seres vivos y hay personas que viven sin hacer esa profunda reflexión y que, incluso, quieren apropiarse la tierra, cuando es herencia de todos. Por eso luché hasta que como pueblo tuvimos un resguardo digno y sigo luchando para que nuestros jóvenes defiendan esa tierra, porque allí está la forma para conocernos y saber a dónde vamos como pueblos. De ella dependemos” añade el Taita.
Desde entonces, Amable recorre los resguardos de su pueblo y conversa con las comunidades sobre el papel de los pueblos indígenas como “ambientalistas por naturaleza”, pues para él, proteger la Madre Tierra es una tarea fundamental para las comunidades indígenas. Gracias al Programa de Formación, hoy cuenta con nuevas herramientas para seguir impartiendo este mensaje: “la tecnología y las herramientas de comunicación que aprendimos nos fortalecen muchísimo, pues podemos comunicarnos más rápido en la comunidad y con las otras comunidades. Ahora todo con la tecnología es más fácil” explica.
Seneida Elizabeth Viveros, fortaleciendo el liderazgo de la mujer indígena
Seneida Viveros, exgobernadora del pueblo Conagua, es artesana indígena de profesión, aunque este trabajo se ha convertido en una excusa para entrar a las comunidades y apoyar a las mujeres para que se empoderen como lideresas indígenas. “En nuestras comunidades el machismo era muy fuerte cuando yo crecí. A veces nos podemos sentir acomplejadas e incluso desear ser hombres. Entonces utilizo mi testimonio para contarle a las y los jóvenes cómo evitar esta cuestión e invitar a que busquen un futuro mejor” explica Seneida.
“Lo que más me gustó del diplomado fueron las clases del papel de la mujer, donde aprendimos cómo nosotras representamos la vida y la relación con la Madre Tierra. Como mujeres nos sentimos valoradas e importantes, además de que aprendemos a aceptarnos y entendemos que no por ser mujeres podamos dejar de hacer o lograr muchas cosas. Con el diplomado, la seguridad creció en mí y ese es mi sentir para todas las mujeres con las que trabajo” añade.
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César Córdoba Ossa, el valor de la cultura César Córdoba, también conocido como el “Taita César” en el Programa de Formación, es uno de los cinco abuelos que participaron en esta segunda promoción. Desde hace 46 años ha dedicado su vida a la medicina tradicional y, desde que fue nombrado taita, ha buscado que los jóvenes y la comunidad en general no olviden la importancia de su cultura. “La medicina tradicional, nuestros usos y costumbres, nuestra relación con la naturaleza manera de usar la tierra, nuestra relación con la naturaleza: todo esto es muy importante y no podemos dejar que sea olvidado” expresa César.
Con lo que aprendió en el Programa de Formación, César espera poder seguir concientizando a su comunidad en la importancia de su cultura y en la necesidad de seguir buscando oportunidades de diálogo con el gobierno local y nacional, para resaltarla, pues como explica, “en esta pandemia nos dimos cuenta del valor que tienen todas estas cosas para nuestra vida y es tiempo de que mostremos su importancia ante el Estado y seamos reconocido por estos grandes aportes de conservación y resistencia”.
Elvia Tapia Zamudio, para la conservación no hay edad
Para Elvia Zamudio, lideresa indígena del pueblo Quillacinga Indi-Wasi y actual gobernadora de su cabildo, es esencial que el conocimiento ancestral se traspase de una generación a otra. “Solo así puede pervivir nuestra cultura en el tiempo” explica. Por esta razón, el Programa de Formación ha sido un gran apoyo para fortalecer la comunicación con los jóvenes del cabildo. “Aprendimos herramientas como los mapas parlantes o las biografías de los abuelos, las cuales nos han ayudado a comunicarnos, especialmente con la comunidad de más edad, y llegar con técnicas creativas con las que les permitamos participar y hacerse entender a la manera de ellos”.
Con las capacitaciones que recibió del programa, Elvia busca seguir apoyando esa relación intergeneracional en su comunidad y enseñárselas a los demás líderes de su comunidad para que puedan aplicarlas en sus procesos propios. “Para la conservación no hay edad, por eso es importante hablar y enseñarles estos aprendizajes a todos los miembros de la comunidad”, explica.