10 maneras de comer mejor para nosotros y el planeta
Posted on February, 07 2021
Pese a que millones de personas pasan hambre en el mundo, anualmente se desperdician un tercio de los alimentos producidos en el planeta. ¿Cómo podemos aportar en 2021 a la solución de esta problemática?
Pese a que millones de personas pasan hambre en el mundo, anualmente se desperdician un tercio de los alimentos producidos en el planeta. ¿Cómo podemos aportar en 2021 a la solución de esta problemática? Los humanos actualmente demandamos 1,7 veces más recursos de los que la Tierra puede regenerar, y por eso cada doce meses dejamos a la naturaleza más débil y menos capaz de proveer nuestras necesidades futuras. Por esa razón, aunque debemos producir lo suficiente para todos, necesitamos hacerlo de forma sostenible.
Esto no solo significa cultivar de manera que se utilice menos espacio -evitando la destrucción de ecosistemas indispensables como los bosques o los humedales hábitat-, utilizar menos agua y menos productos químicos contaminantes, sino también frenar el desperdicio de alimentos y cambiar nuestra dieta.
Solo en Colombia, cada año se pierden 9.76 millones de toneladas de alimentos, el equivalente al 34% de la producción total, según cifras del Departamento Nacional de Planeación de 2016. Con esa cantidad, sería posible alimentar a Bogotá durante un año, o a Panamá, Uruguay y Luxemburgo durante un año. También, se podría llenar 3.656 el estadio El Campín de Bogotá o se podría alimentar al departamento de La Guajira ocho veces.
Por eso, llevar una dieta basada en el planeta (como lo llama WWF), puede llegar a reducir hasta en un 30% las emisiones de gases efecto invernadero, la pérdida de vida silvestre en un 5% y el uso de tierra agrícola hasta en un 41%. Increíble, ¿no?
Aquí te damos 10 sugerencias para que la forma como te alimentas contribuya este año al equilibrio del planeta:
1. Come más plantas
Criar animales para comer causa el 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, dice la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Y la producción de carne se ha más que triplicado en 50 años. Por eso, come más alimentos de origen vegetal. No tienes que ser vegetariano si no quieres, pero contribuyes al reducir la cantidad de proteínas de origen animal que llevas a tu plato.
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2. Come más variado
Solo 120 especies de plantas se cultivan para el consumo humano, mientras que las tres cuartas partes del suministro mundial de alimentos provienen de 12 plantas y cinco animales. Por esto, WWF ha propuesto 50 nuevos alimentos de origen vegetal que deberíamos comer.
Aquí los puedes consultar: Los 50 alimentos del futuro.
Por otro lado, el planeta se beneficia de la diversidad de cultivos, pues los suelos son más saludables cuando se cultivan diferentes tipos de productos. Cultivar y consumir una variedad más amplia de alimentos también nos ayuda a ser más resilientes a los impactos de plagas, enfermedades o condiciones climáticas extremas.
Por ejemplo, si vives en la región Andina, puedes empezar a variar tu dieta con alguna receta que incluya cubios e ibias, dos tubérculos que comemos desde antes del descubrimiento de América.
3. Infórmate sobre el origen de los productos marinos
La pesca es una de las actividades más importantes para el ser humano desde tiempos inmemoriales: produce dinero, genera empleo y es fuente de proteína para miles de millones de personas. No obstante, muchas pesquerías son responsables de la sobreexplotación de especies, la reducción de su población y la degradación de los ecosistemas marinos.
Por eso, te recomendamos que confirmes el origen de los productos marinos antes de comprarlos, con el fin de descartar que sean especies en peligro de extinción o en temporada de veda, es decir, la época en que se restringe su consumo para garantizar que puedan reproducirse. También, te sugerimos que evites el consumo de especies exóticas, pues es probable que estas se encuentren en estado crítico de conservación.
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4. Detén los desechos
Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero después de China y Estados Unidos. ¿La razón? La descomposición de los alimentos genera este tipo de gases. Por eso, para evitar el desperdicio, te recomendamos comprar solo lo que necesitas, congelar o conservar lo que no puedas comer, y aprovechar partes de alimentos que te has acostumbrado a desechar. Por ejemplo, la cáscara de las papas, los tallos de brócoli o los corazones de las manzanas y peras. En internet puedes encontrar una variedad de posibilidades para usar estos y otros ingredientes. ¡Anímate!
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5. Consume productos maduros
¿Sabes qué pasa con ese banano pecoso que está allí en el estante? ¿O con esa papaya blandita? Como preferimos comprar los productos menos maduros, generalmente rechazamos estas características, sin imaginar la cantidad de frutas que los supermercados, tiendas o plazas deben botar al final del día.
Muy pocos las compran, incluso cuando las exhiben en promoción. No en vano las mayores pérdidas de alimentos en Colombia se registran en las cadenas de frutas y vegetales con un 62%, según la FAO. Por eso, cada vez que compres, busca dos o más frutas maduras y, si su textura no te gusta lo suficiente para comerlas frescas, aprovéchalas para preparar salsas, mermeladas o batidos.
6. Busca productos sostenibles
Todos los días nos enfrentamos a decisiones de compra sin pensar mucho en lo que estamos consumiendo. Precio, relación costo/beneficio, asequibilidad son algunos de los factores que influyen en la elección de los productos que compramos.
Sin embargo, hay un factor que en ocasiones desconocemos y que resulta primordial a la hora de contribuir en la conservación de nuestros recursos naturales: las etiquetas y sellos que garantizan una procedencia sostenible de lo que consumimos. ‘FSC’ (Forest Stewardship Council) es uno de estos sellos que deberíamos buscar en los productos que compramos, pues garantiza los empaques de materiales como papel, cartón y la madera son creados con insumos que vienen de bosques sostenibles.
Además, muchas ciudades y municipios del país tienen mercados campesinos que le apuestan a la compra local. Muchos de ellos ofrecen sus productos a través de redes sociales y son apoyados por los gobiernos locales o por organizaciones ambientales. Infórmate cuáles son los más cercanos a ti y apoya la producción local.
7. Evita el plástico
En 2019, WWF encontró evidencia de microplásticos en nuestra comida y bebidas. Estas partículas diminutas pueden ser invisibles a la vista y se filtran en el agua y el aire, pasando a los alimentos que consumimos. Comemos tantas de estas partículas de plástico como el peso equivalente a una tarjeta de crédito, ¡a la semana!
Por eso, te recomendamos que uses bolsas de tela; evita envases innecesarios; pide a los comerciantes minoristas que eviten al máximo este material; no regales objetos hechos con plástico nuevo; y no utilices vasos, platos y cubiertos desechables. Recuerda que menos del 10% de los envases de plástico a nivel mundial se recicla y que se estima que ¡para 2050 podría haber más plástico que peces en el mar!
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8. Come lo que esté de temporada
Dale prioridad a los alimentos que se producen cerca a tu casa o que están en cosecha. Entre más distancia deban recorrer los alimentos para llegar a tu mesa, más emisiones de gases efecto invernadero genera su transporte. Y si desestimas aquellos alimentos que están en cosecha, seguro se van a perder, pues hay sobreoferta.
9. Cultiva tu propia comida
Esta no es solo una opción sana y sabrosa, sino que tiene una huella de carbono menor que comprar en un supermercado. Esto debido a que, si la cultivas en casa ¡le ahorras al mundo las emisiones de gases efecto invernadero que generaría comercializar ese producto! Sembrar hortalizas, frutas y vegetales es más fácil de lo que piensas, y puede ayudarte a ahorrar entre 40 y 60 mil pesos mensuales que no gastarás en compras.
Conoce: Haz tu propio huerto en casa.
10. Alza tu voz
La demanda total de productos agrícolas en el año 2030 será aproximadamente 60 % mayor que la de hoy, según la FAO, por lo que creemos que es fundamental compartir con tus círculo cercano tus aprendizajes sobre el desperdicio y las dietas basadas en el planeta , así como utilizar las redes sociales para hacer activismo alrededor de estos temas y pedir a tus gobernantes que tomen medidas para garantizar que haya suficientes alimentos sostenibles para todos.
Pensar en una dieta basada en el planeta te abre cientos de posibilidades a nuevos ingredientes, formas de reciclar y reutilizar, así como a hábitos mucho más empáticos con los ecosistemas y especies. Te invitamos a compartir esta información con otras personas para que revirtamos la desafiante realidad que enfrentamos, pues según nuestro Informe Planeta Vivo 2020 (IPV), un tercio de los alimentos producidos en el mundo se desperdician.
Esto se traduce en que también estamos desperdiciando los recursos del mundo para cultivar alimentos que nadie consume, por ejemplo, energía y agua. Además, contribuimos al cambio climático cuando producimos, transportamos, almacenamos y cocinamos alimentos.
Ten en cuenta que, según nuestro Informe Planeta Vivo 2020, los sistemas alimentarios actuales son uno de los principales impulsores de la pérdida biodiversidad, una problemática que se ha evidenciado con la disminución promedio del 68% de las 21 mil poblaciones de vertebrados que este estudio monitorea (en un período de 50 años).