Desde Medellín hasta Seúl, la naturaleza puede mejorar nuestras ciudades

Posted on octubre, 31 2022

La mayoría de urbes del mundo funcionan de manera insostenible, poniendo en riesgo el bienestar de las personas. Por eso, en el Día Mundial de las Ciudades recordamos la importancia de transformar nuestros hábitos para poner la naturaleza en el centro de las ciudades.

En Medellín, el proyecto Corredores Verdes creó una continuidad ecológica entre varios espacios naturales para restaurar la conectividad de ecosistemas verdes y de agua dulce, fomentando la movilidad de especies en la ciudad. ©Iván Erre Jota

*Nota publicada originalmente en BIBO


En la actualidad, más del 55% de la población mundial vive en ciudades. Allí se concentran las actividades económicas del mundo y son grandes centros de consumo. Esto hace que las ciudades tengan una importante huella ambiental y enfrenten grandes retos a la hora de responder a desafíos globales como el cambio climático y la seguridad alimentaria. En este panorama, la naturaleza tiene muchas de las soluciones.

La mayoría de ciudades funcionan insosteniblemente. Según el informe ‘Soluciones urbanas basadas en la naturaleza: ciudades que lideran el camino’ de WWF, estas albergan el 80% del PIB mundial, pero a la vez son responsables del 70% de las emisiones de CO 2 y del consumo del 75% de los recursos naturales. Detrás de sus impactos negativos, están el uso insostenible de energía y materiales, particularmente, en transporte y edificaciones; el consumo creciente de sus habitantes, y la generación y manejo de los residuos, tal como lo indica el informe ‘Towards Green and Just Cities’ del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Dicho funcionamiento insostenible contribuye en gran medida al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la crisis de contaminación.

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A su vez, las ciudades son altamente vulnerables a los desafíos ambientales globales. Por ejemplo, el cambio climático amenaza con el aumento de los eventos climáticos extremos, tales como inundaciones, veranos e inviernos intensos y el aumento del nivel del mar, que pone en riesgo especialmente a las ciudades costeras. Por su parte, la pérdida de biodiversidad puede tener graves impactos en la disponibilidad de agua y el suministro de alimentos del que dependen las urbes.

Por eso, las ciudades tienen el enorme reto de transitar hacia formas más sostenibles de funcionamiento que disminuyan su impacto ambiental y las haga más resilientes frente a los desafíos globales. En este camino, la naturaleza tiene mucho que enseñarnos y es necesario incluirla como parte integral del desarrollo urbano a partir de soluciones basadas en la naturaleza.
 

¿En qué consisten estas soluciones?




Las soluciones basadas en la naturaleza son una serie de acciones, estrategias o medidas que buscan aprovechar el potencial de la naturaleza para solucionar diversos problemas o desafíos, tales como la seguridad alimentaria, el acceso a agua limpia o el cambio climático. Implican la protección, restauración o el manejo  sostenible de los ecosistemas a través de medidas que benefician tanto al planeta como a las personas. Su variedad es amplia, así como lo son los beneficios que el mundo natural brinda.

Un ejemplo de ello son los árboles y las zonas verdes que contribuyen a mejorar la calidad del aire de las ciudades, ya que funcionan como filtros naturales, además regulan la temperatura, evitando veranos sofocantes. De igual manera, la conservación y restauración de humedales o, incluso, la implementación de humedales artificiales puede ayudar a reducir el riesgo de inundaciones y mitigar sus daños. Asimismo, la naturaleza en áreas urbanas ofrece espacios de recreación y socialización, y tiene beneficios para la salud mental de las personas.

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Por ello, alrededor del globo, autoridades locales e iniciativas ciudadanas están implementando diversidad de soluciones basadas en la naturaleza. Estas van desde la implementación de techos verdes, la construcción de corredores ecológicos, la creación de mecanismos para el aprovechamiento del agua lluvia hasta la restauración de ríos y bosques.

Estos son tres ejemplos de ciudades en el mundo que le han apostado a las soluciones basadas en la naturaleza.
 

Medellín, Colombia


Entre 2016 y 2019, el proyecto Corredores Verdes de Medellín creó una continuidad ecológica entre varios espacios naturales para restaurar la conectividad de ecosistemas verdes y de agua dulce, fomentando la movilidad de especies en la ciudad. Además, plantó miles de árboles y creó huertos urbanos, todo con el objetivo revertir los impactos de la urbanización en la salud del medio ambiente y la calidad de vida de las personas.

Uno de los problemas que la ciudad quería enfrentar con el proyecto es el efecto isla de calor, que aqueja a muchas urbes. Este ocurre cuando en un centro urbano hay una temperatura mayor que en sus alrededores gracias a las construcciones, la contaminación por el tráfico o las industrias, la presencia de materiales como el
asfalto que absorben calor y las reducidas zonas verdes. Con el cambio climático, se espera que este efecto empeore con el tiempo. Asimismo, para entonces, la ciudad tenía un déficit de espacios verdes en relación con su número de habitantes.


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Ante este panorama, la ciudad creó 36 corredores verdes, plantó 8.800 árboles, sembró 90.000 especies de plantas menores y conservó 65 hectáreas de áreas naturales. Según el informe de WWF, con las medidas, la temperatura promedio de la ciudad se redujo en dos grados centígrados, también se evitó la emisión de 160.787 kg de CO 2 por año y la muerte de aproximadamente 678 personas por problemas cardiacos. Para el proyecto, se invirtieron 16,3 millones de dólares, sin  embargo, se estima que producirá beneficios por 136 millones de dólares entre 2020 y 2030.
 

Seúl, Corea del Sur


Por décadas, la capital del país asiático cubrió con puentes de tránsito el arroyo Cheonggyecheon, que cruza el centro de la ciudad. Sin embargo, entre 2002 y 2005, el gobierno local emprendió un proyecto para revitalizar esta zona, lo cual incluyó la restauración del arroyo. Inicialmente, el proyecto parecía demasiado ambicioso debido a la falta de infraestructura y el alto flujo de tránsito de la zona.

No obstante, el gobierno local culminó el proyecto con grandes beneficios para las personas y la naturaleza. En primera medida, la recuperación del arroyo permitió la creación de seis kilómetros de corredores verdes y 400 hectáreas de parques, que impulsó el florecimiento de la fauna y flora local. Según el informe de WWF, también contribuyó en el enfriamiento de la ciudad entre 3 y 5 grados centígrados y disminuyó el tráfico de la zona, mejorando la calidad del aire. De igual manera, el arroyo y sus áreas circundantes se convirtieron en espacio de recreación y ocio para miles de habitantes de la ciudad. Se estima que cada fin de semana cerca de 30.000 personas visitan el parque fluvial.
 

Salvador, Brasil


La capital del estado de Bahía puso en marcha un ambicioso proyecto de rehabilitación de bosques urbanos: "Salvador Capital da Mata Atlântica" para proporcionar a los residentes un hogar más verde y habitable. Quince políticas integradas en curso tienen como objetivo la transformación de los espacios públicos que garantizan el desarrollo sostenible del Bosque Atlántico. Hay iniciativas como la distribución de semilleros de árboles, la implantación de zonas forestales, la introducción de aves, mariposas y otros insectos en parques y plazas de la ciudad.

El proyecto beneficiará a la ciudad con 39 zonas de conservación que abarcan 19 km 2 , 75.000 nuevos árboles plantados, y alrededor de 30 m 2 de espacio verde disponible por habitante. Esto contribuirá a la captura de 200.000 toneladas de CO 2 en un plazo de 20 años y mejorará la salud de los residentes.
Salvador, la capital del estado de Bahía en Brasil, puso en marcha un ambicioso proyecto de rehabilitación de bosques urbanos que beneficiará a la ciudad con 39 zonas de conservación que abarcan 19 km2.
© Isabela Montijo Celi
En Seúl, la recuperación de un arroyo permitió la creación de seis kilómetros de corredores verdes y 400 hectáreas de parques, que impulsó el florecimiento de la fauna y flora local.
© Pueblo Bicicletero
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