Debajo de nuestros pies, y en el agua, está gran parte de la respuesta a la crisis planetaria

Posted on enero, 28 2021

El suelo le da el nombre a nuestro planeta –Tierra–; su fauna y microorganismos son fundamentales para que las plantas y los cultivos crezcan; influye en el comportamiento de la lluvia; y es clave en la lucha contra el cambio climático. Para conservarlo, en la agricultura convencional existen las buenas prácticas agrícolas (BPA). Conoce un caso en Magdalena (Colombia).
El suelo le da el nombre a nuestro planeta –Tierra–; su fauna y microorganismos son fundamentales para que las plantas y los cultivos crezcan; influye en el comportamiento de la lluvia; y es clave en la lucha contra el cambio climático. Para conservarlo, en la agricultura convencional existen las buenas prácticas agrícolas (BPA). Conoce un caso en Magdalena (Colombia).


Suelo y agua sanos, planeta sano


Cada vez son más claros los vínculos entre los seres vivos y los demás elementos de los ecosistemas y su delicado equilibrio. Pero, ¿cómo se relacionan el suelo, el agua y el clima? Una de las causas del cambio climático es la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, como el dióxido de carbono (CO2). Y, precisamente, el suelo tiene la capacidad de capturarlo. De ahí que un suelo sano –capaz de capturar carbono- sea fundamental para combatir el calentamiento global.

En sí, el carbono no es el problema, pues de hecho este elemento es la base de cualquier forma orgánica en el planeta. Pero para lograr que el carbono presente en la atmósfera llegue al suelo, es indispensable que las plantas actúen, tomando la energía solar y el CO2, y transformando el carbono en su combustible para crecer. Gracias a los microorganismos del suelo, el 40% de ese carbono se queda en las raíces de las plantas, al tiempo que les proporcionan a las plantas los nutrientes que éstas requieren. ¿Sabías que en un puñado de suelo hay más organismos que humanos que hayan habitado el planeta en toda su historia?

Pero la relación entre suelo y clima no termina allí. ¿Recuerdas la sensación de frescura al estar bajo un árbol en un día caluroso? Algo similar sucede con el clima en una región. Cuando el suelo tiene su cobertura vegetal, el agua que contiene se evapora a través de las plantas. Al generarse esta humedad, se atraen las lluvias, como parte del ciclo del agua. Mientras que un suelo desnudo se seca y, eventualmente, se erosiona, es decir, muere. ¿Vas comprendiendo lo determinantes que son para nuestro bienestar el suelo, el agua y el clima? El documental ‘Besa el suelo’, de Netflix, es una muy buena herramienta para entenderlo.


Buenas Prácticas Agrícolas (BPA)


El suelo es un complejo ecosistema, está vivo y es fundamental para el planeta y sus especies. También genera las fibras y alimentos para los humanos, y junto con el agua, son componentes irremplazables para la agricultura, ya sea la de subsistencia o la agroindustrial. Y aunque los impactos de estos tipos de agricultura en el suelo y el agua son diferenciados, lo cierto es que esta actividad ha causado el 80% de la deforestación en el mundo, principalmente para producir alimentos. Por ello, nuestro sistema alimentario es la mayor amenaza para el planeta y es urgente replantearnos cómo producimos y consumimos alimentos.

Ante esto, cada vez toman más fuerza las buenas prácticas agrícolas (BPA), que involucran desde rescate de conocimientos ancestrales y tradicionales, hasta investigación científica y desarrollo de técnicas. Algunas BPA le apuestan por construir una relación más equilibrada entre humanos y la tierra; otras buscan reducir los impactos en los ecosistemas y que, al mismo tiempo, se mantenga o se mejore la productividad.

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Experiencias en el departamento del Magdalena


Uno de los grandes problemas que generan las actividades agroindustriales es, por un lado, el arado del suelo que lo debilita; también el uso de agroquímicos, pesticidas y herbicidas en los cultivos para “protegerlos” y aumentar la productividad. Por ejemplo, en promedio, hoy se usan 2.6 veces más de nitrógeno aplicado (como nutriente) para obtener una fanegada de grano que en 1960. Esto demuestra que la forma como los humanos hemos producido alimentos a gran escala en las últimas décadas ha degradado el suelo y disminuido su fauna y microorganismos. Por lo tanto, es necesario migrar hacia la sostenibilidad a través de alternativas como las BPA.

El proyecto “Producción de banano convencional ambiental y socialmente sostenible en Colombia y Ecuador”, liderado por WWF y financiado por la cadena alemana de supermercados EDEKA explora estas alternativas. En el país, se desarrolla en las cuencas de los ríos Frío y Sevilla, subregión norte del departamento del Magdalena. “Entre las 77 BPA que implementan las 12 fincas bananeras con las que trabaja el proyecto, se cuentan varias asociadas a una mejor gestión del suelo y del agua en su operación”, explicó Dora Milena Zapata, especialista en Gobernanza y Planificación intersectorial de WWF Colombia.

Debido a que el uso de agroquímicos contamina cuerpos de agua superficiales (ríos, quebradas, etc.) y subterráneas, varias de las BPA implementadas desde este proyecto buscan la reducción o eliminación de su uso en estas fincas. Hoy se han vuelto a ver alevinos y peces pequeños y otras especies, tanto en canales y riachuelos que atraviesan las plantaciones, como en los ríos que colindan con algunas de las fincas. Y, aunque se trata de un ejercicio piloto, este tipo de experiencias son claves, pues, según nuestro Informe Planeta Vivo 2020, en los últimos 50 años, las especies de agua dulce se han reducido en un 84% en el mundo.

“Antes del proyecto aplicábamos entre 8 y 10 litros de herbicidas por hectárea. Hoy, algunas de las fincas que participan de esta iniciativa han reducido en 70% el uso de estas sustancias. Y hay otras fincas que los dejaron por completo”, explica Kellis Santiago Navarro, jefe Ambiental y Certificaciones de ASA. “Los suelos de estas fincas han mejorado: ya hay microorganismos y especies de flora y fauna en las zonas donde se ha venido restaurando”.

Mira este video: WWF- Buenas prácticas agrícolas en el sector bananero
 

La sostenibilidad hídrica: otro propósito de las BPA


En esta región, principalmente los sectores bananero, palmero y cafetero desarrollan actividades y son motores de su economía. Todos enfrentan riesgos frente a la disponibilidad de agua y, al tiempo, 45.000 habitantes dependen de los ríos Frío y Sevilla y sus aguas subterráneas para su consumo. En este escenario, surgió la Plataforma de Custodia del Agua (PCA), una iniciativa que articula instituciones públicas, organizaciones privadas y representantes de comunidades locales para contribuir a la sostenibilidad hídrica en el territorio.

Una de sus primeras iniciativas en campo desarrollará un proyecto de restauración de 53 hectáreas en las microcuencas de las quebradas Guandusaca y Palmichal, en el corregimiento de San Pedro de la Sierra (Ciénaga, Magdalena), a través de acuerdos voluntarios de conservación e incentivos con caficultores que tienen sus fincas en la zona. El propósito es incrementar la diversidad de especies vegetales y aportar al mejoramiento del ecosistema y su capacidad para regular el agua, así como retener sedimentos.

“En este proyecto, además Parques Nacionales Naturales y la Asociación de Cafeteros, se han sumado fundaciones empresariales bananeras que, a través del trabajo de la PCA, han ido entendiendo que la cuenca es una sola y que, si se busca mejorar la disponibilidad de agua en la zona baja, es importante restaurar y conservar las áreas cuenca arriba. Esto también hace parte de las buenas prácticas que ayudan en la recuperación del suelo y a una mejor gestión del agua”, concluyó Dora Milena.

BPA como las implementadas en estos proyectos no solo buscan que haya una mejor disponibilidad de agua para las personas y sus actividades productivas, sino que el agua disponible esté limpia y sea de calidad, para que así ayude a mantener ecosistemas, cultivos y alimentos saludables., pues un suelo y agua sanos equivalen a gente sana.

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