Comer por la salud y el planeta

Posted on octubre, 27 2020

El sistema alimentario, la manera en que producimos y consumimos los alimentos, está llevando a nuestro planeta al borde del abismo. Este sistema global es uno de los principales impulsores tanto de las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y como de la pérdida de hábitats y vida silvestre.
El sistema alimentario, la manera en que producimos y consumimos los alimentos, está llevando a nuestro planeta al borde del abismo. Este sistema global es uno de los principales impulsores tanto de las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y como de la pérdida de hábitats y vida silvestre.

Necesitamos un sistema alimentario que conserve y restaure la naturaleza y, al mismo tiempo, garantice que las generaciones actuales y futuras puedan alimentarse de forma nutritiva. Lograrlo requerirá una transformación en todos los ámbitos, desde los barcos de pesca, los campos de cultivo, las granjas, los mercados, las cocinas de los hogares y los vertederos.

Afortunadamente, hay algo que todos podemos hacer. Algo que ya hacemos varias veces al día: adoptar una dieta que sea buena para su salud y para la naturaleza.

WWF ha lanzado Bending the Curve: The Restorative Power of Planet-based Diets, un informe de investigación global así como una calculadora para ayudar a las personas a comprender el impacto que tienen sus dietas en la salud y el medio ambiente. Y sí, lo leíste bien: una "dieta pensando en el planeta" es aquella que tiene muchos beneficios para la salud humana y pocos impactos ambientales. Cambiar nuestros patrones de alimentación puede ayudarnos a revertir la pérdida de la naturaleza; detener la deforestación y la conversión de otros hábitats como los pastizales; reducir el uso del agua y la contaminación; y luchar contra el cambio climático.

En todo el mundo o incluso a la vuelta de la esquina, la dieta que todos tenemos es diferente. Depende de nuestros cuerpos, nuestros presupuestos, nuestras culturas, nuestra geografía, nuestras estaciones del año y lo que está disponible o al alcance.


Aquí compartimos cinco ideas de cómo puedes ayudar a tener una dienta pensando en nuestro planeta:

 

1. Elige ingredientes más sostenibles

 

No existe ningún ingrediente que sea universalmente sostenible o insostenible; todo depende de cómo y dónde se cultive o se pesque.

Los ingredientes producidos de manera sostenible tienen un mínimo impacto en la naturaleza; se producen de manera responsable y no amenazan a las poblaciones de vida silvestre ni a sus hábitats. Estos ingredientes tampoco contaminan el agua ni afectan la salud de los suelos, porque no dependen del uso excesivo de fertilizantes y pesticidas.

La mejor manera de saber si tus alimentos son sostenibles es aprender más sobre su procedencia o, si es posible, conocer a las personas que los produjeron. Pero también puedes buscar las etiquetas de certificación basadas en la ciencia que señalan que los alimentos se producen con prácticas más responsables. Aquí algunas etiquetas que debes buscar en las tiendas.


2. Consume más frutas y verduras y una ingesta moderada de alimentos de origen animal


Una forma de mejorar tu impacto ambiental es equilibrando la cantidad de frutas y verduras con los productos animales que consumes. La carne, las aves, el cerdo, el pescado, los huevos y los lácteos son fuentes importantes de nutrición que también tienen un alto impacto ambiental. En muchos lugares no es necesario moderar su consumo porque algunas personas no obtienen suficiente cantidad de estos nutrientes cruciales. © Shutterstock

Pero siempre que sea posible, tanto para nuestra salud física como para la salud del planeta, podemos moderar nuestro consumo de productos animales y aumentar nuestra ingesta de frutas y verduras. Las pautas dietéticas para los estadounidenses son un buen punto de partida.

Pase lo que pase, los productos animales que comemos deberían ser más sostenibles. WWF está trabajando con algunos socios en la producción de carne, aves, productos lácteos y mariscos, así como lo que se les da de comer, para que podamos producir suficiente proteína para alimentar a una población en crecimiento mientras apoyamos los medios de subsistencia y minimizamos los impactos ambientales. También estamos trabajando junto con otros socios en prácticas de producción que pueden beneficiar a la naturaleza. El uso de cultivos de cobertura puede mejorar la salud del suelo y almacenar carbono, y el pastoreo de ganado bien gestionado puede ayudar a restaurar y regenerar los pastizales de América del Norte.
 

3. Diversifica tu dieta


Puede haber demasiadas cosas buenas en torno a lo comemos para nuestra salud y el planeta. Nuestro cuerpo necesita una variedad de nutrientes y el planeta se beneficia de la diversidad de cultivos. Los suelos son más saludables cuando se cultivan diferentes tipos de cultivos juntos, y el uso de fertilizantes se puede reducir integrando diferentes cultivos y ganado con árboles y otras plantas. Cultivar una variedad más amplia de alimentos también nos ayuda a ser más resistentes a los impactos como plagas, enfermedades o condiciones climáticas extremas.

Una dieta equilibrada puede incluir muchas cosas, pero suele tener muchos cereales integrales, frutas y verduras, y menos azúcar, aceites y grasas. También puedes intentar comer diferentes granos, frutas y verduras, nueces y legumbres como garbanzos o lentejas para lograr el mayor equilibrio posible.
 

4. Consume alimentos nutritivos y mínimamente procesados


Cuanto más procesado sea un alimento, generalmente mayor será su impacto ambiental ya que se utiliza más energía durante su creación.

Los productos también suelen perder calidad nutricional durante el procesamiento, lo que significa que se deben producir más alimentos para ofrecer una nutrición mínima, aunque algunos procesos de valor agregado (como congelación y enlatado) ayudan a aliviar la pérdida y el desperdicio de alimentos. Intenta concentrarte en frutas, verduras y alimentos frescos, congelados (especialmente pescado) y enlatados que estén mínimamente procesados y tengan menos aditivos.

Algunos de los productos que se consumen en exceso en Estados Unidos pueden tener un alto impacto ambiental pero tienen un bajo valor nutricional. Por ejemplo, la mayoría del café, cacao, té, especias y algo de azúcar se importan de regiones tropicales con abundante biodiversidad, sin embargo su producción en masa puede propiciar la deforestación tropical y la pérdida de vida silvestre. Es perfectamente normal disfrutar golosinas ocasionalmente con moderación y buscar marcas que trabajen para lograr prácticas más sostenibles.


5. ¡Cuidado con lo que desperdicias!


El desperdicio de alimentos hace que se pierdan los recursos ambientales como la energía, el agua y la tierra, y desafortunadamente, en Estados Unidos  se desperdicia casi el 40% de lo que se cultiva. Al reducir el desperdicio de alimentos, podemos ejercer menos presión sobre nuestros recursos y trabajar para garantizar que haya más alimentos disponibles para quienes los necesitan.

Hay tantas formas de reducir el desperdicio de alimentos en el hogar. ¡Descubre cómo hacerlo aquí!

Y recuerda...

Cuando se trata de una dieta, no existe un enfoque único para todos. Habrá momentos en la vida en los que necesitarás más de un alimento que de otro. Es importante que las dietas sean flexibles y respeten las culturas locales. Pero las personas de todo el mundo pueden comer diferentes alimentos en diferentes cantidades y continuar siguiendo estos consejos. Tratar de adoptar estas decisiones más saludables y sostenibles nos ayudará a crear un futuro en el que nuestro planeta pueda alimentarnos a todos.

Tomado de: https://www.worldwildlife.org/descubre-wwf/historias/comer-por-la-salud-y-el-planeta
WWF lanza "Dietas basadas en el planeta”, por la salud humana y el futuro del planeta
© WWF
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